lunes, 23 de marzo de 2009

Caminabamos juntas en un sueño con ciruelas. Ciruelas. Porque comíamos ciruelas, solo eso. En verdad era válido con cualquier fruta o alimento. Era lo simple lo que valía en este cuento. Todo es más simple de lo que parece. Si colaboramos con el otro, le damos algo a cambio, podemos vivir con menos. Camino al teatro pensabamos simplemente en que sucedería si de repente al tirar ciruelas a la orilla del camino nacen plantas con frutas y así a nuestro camino no le falta nada, podemos tener comida eternemente y cuando las cierulas nos agoten, cuando no querramos más, las cambiamos por naranjas, manzanas o lo que sea con cualquier persona que quiera cambiarnos y listo, ya no más problemas ni necesidades.
Es fácil, viste? la vida es mágica, simple si así queremos que sea. Con Paulina siempre descubrimos este tipo de cosas.... Creo que somos dos enamoradas de la magia del aire, del piso que nos contiene y otras nos supera, del cielo que nos envuelve en pleno vuelo. y asi, caminando (por caminar, no por salir a caminar) con rumbo o destino pero ni tanto, de repente miramos el cielo y descubrimos el sol, la luna y todo el anochecer, siendo tan imponente. El viento nos ayuda a perder las voces un poco y sin más continuamos, dejando ese instante atras. Fue un instante y ya pasó, se fue, se fue, se fue, y listo todo es así, una vida repleta de instantes que existen breves y ya estan, ya pasaron. Y van a estar ahí, a mis espaldas, y me siguen. Todo ese pasado, grupo de instantes acomodados y sin acomodar. hay selecciones de esos instantes. Creo que todos absolutamente estan ahí pero algunos pierden, se vuelven difusos. Mirate Paulina, tu vieja en el hospital, vos naciendo ¿qué loco, no? Y así cada momento que pasa y se va. Mirar atras y verlos ahi. Déjenme ya no quiero saber de todos ustedes. Algunos ya ni quiero que sean parte de mi pero estan igual. Mochila sin elección. Somos ese pasado y este presente que ya pasó, cuando lo escribí. Cuando lo dejé ir. Todo el tiempo estamos en una elección, que tomamos, que dejamos ir. Que es nuestro, que dejamos a los demás, y el futuro no aparece más que como bruma. Delante de nosotros, cada instante que viene es bruma de incertidumbre. Capaz puedo morir en el próximo, reirme o escupir. Da igual, no lo se y es algo que ni se con que tiene que ver. Solo se que es tan impredecible que de a ratos me da vértigo. Mucho vétigo. Mi vida dentro de un año, cinco o veinte. ¿Hay más instantes para mí? Si lo desconozco como proyectar. Como proyectar con uno, con los demás si en verdad desconozco mi próximo sorbo de gaseosa. ¿Estará fría, con o sin gas? ves, no me sirve demasiado proyectar. cada instante tiene atrás una cordillera, una muralla china. Por delante un abismo. Y el instante ya pasó otra vez el vértigo te acompaña. El instante es este vértigo que estoy sintiendo y solo eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario