lunes, 23 de marzo de 2009

Traslaciones.
Estoy pensando en la traslación, traslación, traslación. Abro los ojos, camino. Voy camino a, y veo y miro que pasaría si el suelo sobre el que piso de repente se traslada y fuera el firmamento cada una de las piedras que se escurren entre mis dedos. En ese andar bajo verticalmente por un poste de luz y entonces, salvo mi posición, todo está como “debería”.
El traslado es “relativo”, pienso en trasladarme yo, como sería eso de trasladarme, pienso en la traslación de los objetos, los espacios, cielo- tierra – árboles – caminos – personas – entes. Qué pasaría si tuviera la posibilidad de trasladar esos espacios con solo mirarlos.
Traslación. Yo me siento en traslación, no estática. El estatismo también es una buena posibilidad para poder comprender el transitar. Podemos generar mucho más quizás desde un lugar de inmovilidad, silencio aparente, soportando las ideas, conteniendo las energías.
Entonces me propongo ésta situación. Me detengo en el camino (físicamente, mentalmente abstraída) y miro. Miro como todo se traslada, elijo si me traslado yo o no si no quiero. La energía potencial aflorando y generando pensamientos asociados. Cada objeto es por lo que cada uno de nosotros le otorgamos como características subjetivas, el pensamiento humano es lo que le da psicología a los objetos. Así la tierra es tierra porque yo la pienso como tal, la cargo de contenido, de significado, le otorgo un lugar. Creo que es un buen comienzo entender que solo hace falta, en realidad, trasladar los pensamientos acerca de las todas las cosas y los objetos, modificar lo que pienso de cada uno de ellos y darle la connotación que deseo y ocupará, entonces, otro espacio, otro tiempo, tendrá menos adjetivos.
Adjetivar el mundo en un juego de percepciones arbitrarias pero posibles. Escuchar idiomas lejanos en las palabras conocidas.

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